Somos inseparables. Nacimos y vivimos juntas, compartimos todo. Hemos traspasado los límites de la tentación, sin pena ¡gloriosas! con una antorcha en cada mano, iluminando culpas ajenas. No compraré palco en el infierno ni jardín paradisíaco, ni purgaré esta vida cargando el inmensurable peso de los dioses. Crepitaremos juntas y atravesaremos el horizonte de ceniza sin mirar atrás. Lo advierto. Se lo advierto a quién corresponda: me la llevaré conmigo. El día en que la muerte me ponga el punto final, mi alma morirá conmigo.
Patricia Ortiz
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